Tulumba, yacimiento de Chacareras. Crónica de una caminata histórica.

 Tulumba, yacimiento de Chacareras. Crónica de una caminata histórica.

Caminando Chacareras ” un paseo de senderismo espectacular organizado por Astrid Bechara y Laura Bonelli. Todo empezó en un pedido personal  a Laura que si sabía de alguna caminata por el norte me avisara, que me interesaba para despejarme y registrar bosques nativos que no fueron alcanzados por los bravos incendios del principio de mes. 

Laura fue una espectadora de  primer fila y protagonistas con su madre, de un rescate de niños y familia de los incendios pasados. Sus videos fueron viralizados por la crudeza de las imágenes con un humo abrazador y un testimonio de las pequeñas que Decían que Diosito se estaba quemando en el cielo. Su descripción no era exagerada era una realidad que veían y sentían con preocupación. Las ráfagas de viento fluctúaban entre 70 y 80 km que arrasaron vegetación, suelo y todo ser vivo en superficie. 

La juntada de los caminantes fue en Tulumba, lugar histórico donde caminar ya te traslada con su paz y tranquilidad a las viejas épocas, con calles empedradas y construcciones de paja, guano y barro típico de su nacimiento  por alla en 1675. Después de las presentaciones correspondientes de cada uno,  vimos que a todos nos atraía el cerro Salamanca por su mística geográfica y por la letra de su Chacarera de Don Carlos Di Fulvio. Quedo de lado un poco el tramite de caminar por los senderos entre” piedras corajudas” cuando al  silencio de una mañana húmeda nos cantaban  zorzales y monteritas y alguna que otras 

cotorras que se movían a nuestro paso custodiando sus nidos. El kakuy o pájaro llorón aparece con sus llantos por la noche y es casi invisible en el día por su plumaje similar al bosque. Es mencionado por Don Carlos como uno de los causantes de miedo de los paisanos cuando la noche baja.  Fue el mismo Bétino ( guía, vaquero o solo un compañero más) que con sus cortas frases y en casi murmullo nos detallaba la vegetación al paso nuestro. Caminamos por  la costanera del río De las Juntas  por 4 km hasta llegar al pie del cerro. Un camino que sorprende primero con los corrales de cabras y vacas, sorteamos subidas y bajadas, cruce de río hasta llegar al primer  descanso a la mitad del recorrido que te permite escuchar los sonidos del bosque autóctono. Es momento para la lectura de la letra de la chacarera “Cerro Salamanca ” Astrid con entusiasmo, nos cuenta como es el lugar inspirador del poeta e historiador Carlos Di Fulvio “Me gusta andar por el monte ese de una sola pieza, hacer noche por el río y taparme con estrellas ” metafórico y descriptivo Don Carlos relata la vida al lado de cerro, que para los lugareños es una normalidad convivir con semejante belleza natural y que saben cuidarla. 

El cerro Salamanca con su mística endemoniada guarda bajo secretos versos que demuestran la visita de Zupay ( diablo en quechua) “Sobre tu siesta el coyuyo le da su copla a Zupay que duerme en el Salamanca soñando en el carnaval”  Un km mas allá asistimos a ver los nidos de avispas en un murallon de unos 30 metros en una quebrada  las especies de las sierras y algunas de llanura que suben por los valles. Se encuentran molles, coco, espinillos, durazno de las sierras, algarrobos, quebrachos, barba de tigre, aromito, mistol, chañar. El quebracho serrano cordobés se orienta al norte y oeste y con extensas zonas de palmares. Es momento del avistaje desde lejos del Cerro, Diego,  nuestro profesor de folclore y caminando a pie descubierto ( a pata ) nos cuenta distintas vivencias  desde su Dean Funes natal lo que sabe del Zupay. La tradición nos dice que “Salamanca es una misteriosa caverna emplazada en lo más espeso del monte. Allí se dan cita las brujas, y también los alumnos de esa universidad de las tinieblas, donde además de enseñarse la práctica de los maleficios que permiten arrastrar a las almas a su perdición, se instruye sobre toda suerte de arte, habilidad o destreza. Se sabe que más de un gaucho vendió su alma no para conquistar a una bella muchacha que lo desprecia, sino tan sólo para aprender el arte de la guitarra y el canto, convertirse en un buen jinete o ganar siempre en la taba. ” (del libro de Pueblos Originarios)    Llegamos a la base del cerro y nos encontramos con dos águilas blancas y sus respectivos nidos, El guía nos dice que sobrevuelan el lugar porque nosotros somos invasores de su espacio sagrado. A lo lejos vemos la caverna Salamanqueña y cada uno decide como disfrutar esa hora en un terreno de río, arena, sombra y piedras que te recargan de energía para luego emprender el regreso.  El profe Diego intenta unos pasos de Chacareras y todo el mundo se prende, el que no sabe disimula y aprende las dos más jóvenes solo miran con sonrisas como sus padres logran llegar a la segunda.  Por lo pronto mojarse los pies, cabeza y tomar agua, es casi obligatorio por el sol .El regreso es un trámite, contentos por la experiencia nos espera doña Norma en su almacén que hace de bar por las tardes noches cuando se reúnen a despuntar el truco como divertimento bajo la sombra de un techo de esteras. Seguro que por las noches aparece el espíritu del Zupay, congregando cantores endemoniados que puntean las cuerdas de sus guitarras e invita a tomar otra vuelta; hasta que la madrugada los sorprenda con los primeros rayos de sol y ahi todos emprenderán la retirada alegre y divertida con la convicción de haberlo pasado la mejor que se pueda a pesar de la presencia del maldito endemoniado. TEXTO Y FOTOS Y CAMINANTE . DANIEL CÁCERES.

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