HISTORICOS DEL ROCK. Juntos Rubén Juárez y Charly García

 HISTORICOS DEL ROCK. Juntos Rubén Juárez y Charly García

Rubén Juárez y Charly Garcia . Cordoba Carlos Paz . febrero de 2004.

Villa Carlos Paz. Cuando nadie lo esperaba y cuando la tensión por los desmanes del Cosquín Rock todavía flotaba en el aire, Charly García apareció sorpresivamente en la disco Keops de Carlos Paz. Allí, a las 4.30 de la madrugada de ayer brindó un show de dos horas para 500 personas que guardarán ese momento como un regalo del destino.

En el show, Charly se dio el gusto de presentar a los músicos que había invitado especialmente para que lo acompañaran en la noche del sábado del Cosquín Rock: un trío de cuerdas de Chile. El tanguero Rubén Juárez, que presenta su show en Keops, también fue de la partida e interpretó el hit No voy en tren.

“Se viene el Keops Rock”, ironizó Charly, para luego renovar sus críticas hacia los organizadores del festival coscoíno.

“El músico estuvo totalmente distendido y los asistentes presenciaron un espectáculo único, que hizo que se escaparan algunas lágrimas”, aseguró Eduardo Giordano de Keops .

Así, durante dos horas, el artista revivió sus viejos temas y hasta se animó a estrenar nuevas canciones.

En declaraciones reproducidas por Cadena 3, el músico señaló que en Cosquín “era muy hippie, pero muy hippie mal, faltaba calidad y alguien que diera la cara cuando había un problema”. “Me sentí como decía (el boxeador Oscar Ringo) Bonavena: te sacan el banquito y te dejan solo en medio del escenario”, afirmó.

Además agregó: “Estoy muy tranquilo, porque la gente que me fue a ver se portó súper bien y no rompió nada”, al tiempo que explicó que el motivo de su recital en Carlos Paz fue cumplir con una cábala. “No me quería ir sin tocar, es una cábala mía”, advirtió.

“Esta vez había pensado aportar un poco de mi música, no tanto rock, no tanto folklore, a ver si la música puede hacer lo que tiene que hacer, porque Cosquín es sinónimo de vanguardismo, comunismo, fascismo, y a la música no se le da importancia”, puntualizó en referencia al festival.

Y añadió: “Yo voy a cualquier lado, pero quiero que me respeten, yo me caliento mucho por la música y lo que hago, y si yo tengo un promedio de siete y la organización dos, se hace imposible” llevar adelante un show.

Rubén Juárez, el artista que devolvió el tango a la vanguardia

El tango no encontró a Rubén Juárez, sino que fue al revés. El famoso músico de aquel bandoneón blanco no había nacido en la época en la que el clásico porteño estaba en auge. La juventud de los ’60 ya lo calificaba de viejo, apolillado, eso que escuchaban los abuelos que añoraban los tiempos de su infancia. Juárez nació en 1947 en Córdoba, aunque luego se mudó a Avellaneda, en el sur del Gran Buenos Aires. Mientras su familia lo veía como un erudito del bandoneón que tocaba ya a los 9 años, el joven escuchaba lo que sonaba en la época.

¿Había tango? No, existía el boogie y el twist. A los 16 años aprovechó que la guitarra era un instrumento más fácil con el que también podía explotar su voz. Bajo el seudónimo de Jimmy Williams formó “The Black Coats”, un conjunto juvenil de rock que debutó en Radio El Mundo presentados por María Moreno y Silvio Soldán.

Hasta que un día en el club Cramer de Avellaneda escuchó cantar a Julio Sosa. “Para qué. Arrancó con el ‘Pido permiso, este tango habla por mi. ¡Ay papá, qué animal!”, contó Juárez en una entrevista. Ese día llegó a su casa y le anunció a su familia que quería ser cantor de tango. Sin dudas, la escena se sorprendió muchísimo con la integración; después de todo, no era usual que un chico de veinte años se interesara en un género tradicional. El paradigma juvenil se había vuelto el enemigo de esa música que escuchaban “los padres”, pero el amor y el impacto que le había causado Sosa fue mayor que cualquier tendencia.

La primera vez que lo escuchó, Aníbal Troilo supo que Rubén tenía algo que llevaría adelante al género. Se ofreció rápidamente a apadrinarlo y bajo su ala se hizo conocido en los boliches tangueros. Con su actuación en Caño 14, un local legendario dedicado a esta música, comenzó a sacudir las concepciones de un género que olfateaba su retorno. En 1973, la Asociación de Comentaristas de Tango lo consagró como el mejor intérprete y artista del año con tan solo 26 años.

El mundo se convirtió en una ruta de viajes donde el tango sostenía la brújula. Visitó y llevó su 2×4 por Perú, Venezuela, Estados Unidos, Colombia y Francia. Aunque grabó una gran cantidad de discos, el fenómeno del “Negro” Juárez era en vivo. Inclusive conquistó a Charly García, una vez que pasó por Carlos Paz luego de un Cosquín Rock.

El 31 de mayo de 2010, a sus 62 años, Rubén Juárez dejó este mundo a causa de cáncer de próstata. El músico, el erudito, el aventurero que volvió a darle vida al tango, fue el apóstol que logró catapultar al género a los oyentes del siglo XXI. 

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